¿Qué dificultades enfrentan los artesanos?

A pesar de la belleza y riqueza cultural que las artesanías tienen, las mujeres y los hombres encargados de elaborarlas, los artesanos, son un grupo muy vulnerable en nuestros país, ya que su trabajo es poco valorado y termina por sufrir el tan conocido regateo.

Pero su situación se ha encrudecido más, debido a la industrialización de la mayoría de las actividades humanas y al desmedido consumismo que impera actualmente. Al no poder competir con los fabricantes en serie que pueden producir cientos o miles de artículos en unas horas, y el desconocimiento por parte de los consumidores del valor de su trabajo, muchos artesanos deciden abandonar la labor artesanal en busca de mejores oportunidades.

Esto pone en riesgo nuestra cultura, pues los artesanos son los encargados de preservar técnicas milenarias y que estas continúen pasando a nuevas generaciones.

Estas son algunas de las dificultades que los artesanos deben sortear, las cuales son aún mayores para quienes trabajan en solitario o con su familia:

Comercio difícil o reducido

La mayoría de los artesanos se encarga no solo de hacer las piezas, sino también de venderlas (o algún miembro de su familia lo hace), y lo que caracteriza a su actividad comercial es la dificultad. Quizá los artesanos situados en lugares turísticos tengan una ventaja por esta razón, pero eso no quita que se enfrenten al desinterés por parte de los consumidores y al regateo.

Además, muchos continúan contemplando solamente el comercio local, pues no disponen de oportunidades para difundir y lanzar su producción al mercado nacional, y muchos menos al internacional. Quizá pensemos que ahí tienen internet para lograrlo, pero se nos olvida que varios de ellos viven en lugares donde ni siquiera se tiene de una conexión a internet, no están familiarizados con el uso de la tecnología o simplemente sus recursos no son suficientes para apostar por el comercio electrónico.

Encarecimiento de materias primas

Por supuesto, muchos se han tenido que enfrentar al aumento de precio de sus materias primas. Lo lógico sería pensar que con este aumento también ellos han aumentado el precio de sus productos; sin embargo, muchos deciden mantener el costo debido a que los compradores ya consideran “caros” sus artículos.

A esto hay que sumar que algunos ya presentan dificultades para encontrar sus materias y que el simple hecho de buscarlas y recolectarlas ya implica todo un reto. Esto ha sucedido por la sobrexplotación de los recursos (y no por parte de la actividad artesanal), como es el caso del palo fierro empleado por los seris para crear figuras de animales, madera que fue muy utilizada para la quema hace algunos años y que ahora se encuentra protegida (los artesanos seris deben portar un permiso para cortar la madera y sólo llevarán la que necesiten).

Desconocimiento por parte del consumidor

Lo cual da como resultado el regateo. Al desconocer por completo el proceso que siguen para crear y todo lo que tardan en realizarlo, las personas no valoran lo suficiente las piezas artesanales. Además, muchos los ven como simples ornatos, pero la realidad es que las artesanías encierran en sí mismas tradiciones, cosmovisiones e historia. En pocas palabras, son cultura.

La competencia con la industria

El retraso técnico del quehacer artesanal y la inversión de un gran número de horas en las minuciosas tareas también impactan negativamente al sector, en mayor medida a los pequeños creadores, quienes están desconectados de grupos artesanales y desconocen técnicas o aplicaciones que mejorarían y harían más eficientes sus procesos.

También se enfrentan a la piratería y apropiación de sus diseños. Las grandes industrias retoman algunos de los elementos artesanales para incluirlos en sus artículos (como ha pasado con grandes firmas y empresas de la industria de la moda); mientras que otras se dedican a replicar totalmente la pieza para venderla a un precio más barato: por supuesto, está hecha en serie y con materiales de baja calidad.

Falta de interés de las nuevas generaciones

Para las nuevas generaciones no es muy atractivo un oficio que da tan pocos beneficios y exige tantas horas de dedicación y sacrificio, por lo que muchos maestros artesanos se están quedando sin aprendices de su arte. Esto, además de que implica el hecho de que no pueden delegar tareas para agilizar su producción, tiene repercusiones a largo plazo: si no hay quien aprenda las técnicas, estas simplemente llegarán al punto de desaparecer y, con ellas, las artesanías.

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