Si bien Capula no forma parte del programa turístico “Pueblos Mágicos”, sí guarda en sus calles un colorido propio que la hace resaltar de entre las localidades del estado de Michoacán.
Este “lugar de capulines”, significado de su nombre, se distingue por sus artesanos, específicamente por el trabajo artesanal que se desarrolla con el barro: este es el sitio en donde las Catrinas de barro nacen y las vajillas, macetas, molcajetes, tazas… se visten con diseños que tiene como base puntos, que en conjunto crean flores (la flor del capulín).
Este es Capula, un pueblo que brilla por sus artesanías.
Capula se encuentra tan solo a 20 minutos de la ciudad de Morelia, Michoacán y para llegar ahí, lo único que hay que hacer es tomar la carretera libre hacia Pátzcuaro y 20 km después llegarás a este destino.
A la entrada del pueblo, ya te espera la mejor anfitriona, una Catrina Monumental, ataviada elegantemente y llena de los colores que tanto llaman la atención de sus versiones en tamaños más pequeños; así que no hay excusa para perderse en el camino, pues la Calavera Garbancera de Posada es imperdible.
Al recorrer las calles, pronto te darás cuenta de que el trabajo artesanal es propio del lugar: tiendas y talleres familiares en los que se trabaja la alfarería irán apareciendo en tu recorrido y más te vale que visites algunas para que conozcas la verdadera magia que tiene este pueblo. Las casas de adobe y techos de teja imperan.
Capula es el guardián de técnicas de alfarería muy antiguas, las cuales nacieron en el tiempo de la Colonia, cuando Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, enseñó a los pobladores la elaboración de artesanías, fusionando la técnica española con la indígena, y que a través de los años ha tenido solo algunos cambios.
Del pueblo, no puedes olvidar visitar el Mercado de Artesanías, localizado en la Avenida Vasco de Quiroga, donde talleres multicolores se reúnen para presentarte las Catrinas de barro y los diversos artículos de cocina y decoración (macetas, molcajetes, vajillas, tazas, jarrones…) que están adornados con la técnica del capulineado. Definitivamente si se escogiera una palabra para describir a Capula sería color.
Tampoco pases de darte una vuelta a la Iglesia de Santiago Apóstol, con su gran árbol de bugambilia. La fachada de la iglesia tiene las imágenes labradas de Santo Domingo de Guzmán, San Francisco de Asís y San Francisco de Loyola.
Y por la comida ni te preocupes. Encontrarás varios lugares en el pueblo en los que se venden antojitos mexicanos como pozole, gorditas, tacos, barbacoa, enchiladas, mole, huaraches, etc.
Por cierto, de la última semana de octubre a la primera de noviembre, este pueblo celebra la Feria de la Catrina, periodo en el que los artesanos exhiben sus piezas más hermosas en las principales calles, el momento ideal para apreciar en todo su esplendor este trabajo artesanal, y ¿por qué no?, adquirir alguna pieza.
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